En México, menos mujeres tienen una cuenta de ahorro para el retiro en comparación con los hombres, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (INEGI). Las causas de esta situación son múltiples, desde que las mujeres no son remuneradas por las tareas domésticas, son menos arriesgadas en la inversión, tienen menos puestos directivos, su nivel educativo es menor, falta de conocimiento y viven más años que los hombres.

 

Es por ello que es muy importante que las mujeres se empoderen y tomen el control de su dinero. Las mujeres suelen administrar el presupuesto familiar y son muy buenas en ello, sin embargo, falta que sean conscientes de esta habilidad y que la apliquen también en la inversión para incrementar su ahorro. La esperanza de vida de las mujeres es 5.5 años superior a la de los hombres. Por lo tanto, tienen menos recursos o deben ahorrar más para cubrir sus necesidades y lujos esos años. O deben plantear alargar su vida laboral lo más posible.

Dedicarse exclusivamente al trabajo del hogar es un obstáculo no sólo para la toma de decisiones sobre los ingresos de la familia y para la inclusión financiera, sino también representa una limitante para vivir una vejez independiente, ya que no cuentan con fuente de ingreso alguna. El no contar con un trabajo remunerado significa que están sujetas al acceso a la seguridad social que pueda o no tener su pareja y está en función también de la permanencia de la pareja.

 

Por lo tanto, el tema del ahorro para las mujeres se convierte en reto mucho mayor. Se deben poner en marcha medidas que coadyuven no sólo a su autonomía y empoderamiento económico; sino también incluyan acciones que les permitan ahorrar para que disfruten de una calidad de vida durante su vejez de manera independiente.

 

Es fundamental adquirir ciertos conocimientos financieros y planificar nuestras finanzas para tener claro cuánto tenemos que ahorrar y cómo deberíamos invertir ese dinero para conseguir, por ejemplo, el capital suficiente para montar el negocio que queremos poner en marcha, o para cursar un máster o alguna especialización que nos sirva para reinventarnos profesionalmente en una segunda etapa de nuestra vida laboral, o para pagar la educación que deseamos para nuestros hijos, o para ayudar a nuestros hijos a comprar su vivienda, o para lograr mantener nuestro nivel de vida cuando nos jubilemos.

 

Y este último objetivo, el de la jubilación, nos preocupa e interesa a todos por igual, dado que todos esperamos disfrutar de esa etapa vital, sin embargo, en el caso de las mujeres, es aún más necesario que en el de los hombres dedicar algo de tiempo a hacer un análisis y a pensar cómo deben acudir a los mercados financieros para mantener el nivel de vida en el futuro, por una cuestión numérica.

 

*Fuente: Finerio, El Economista, Futuro a fondo, INEGI.