Un seguro es un servicio financiero que una empresa nos brinda en caso de una contingencia; es decir, nosotros nos comprometemos a ahorrar un dinero con ella y en caso de que suframos un siniestro, esta compañía cubre nuestros gastos y, en algunos casos, actúa con nosotros, ya sea con la asesoría de un abogado, un médico o un taller mecánico.

Como ese ahorro que mantenemos con la aseguradora lo compartimos con otros clientes de la misma, se crea un fondo conjunto que la compañía invierte bajo reglas estrictas estipuladas por ley con el único fin de mantener el poder adquisitivo y así cubrir las eventualidades de los asegurados.

Los seguros son fondos de contingencias que debemos contemplar en nuestros presupuestos, pero no son un instrumento en el que podamos invertir nuestro dinero como tal.

Muchas aseguradoras en México ofrecen este tipo de productos y se diferencian de los fondos porque en los seguros de inversión estableces una meta de ahorro con cierto rendimiento, y en caso de que algo te suceda antes de alcanzar el objetivo de tiempo, tu familia puede recibir el monto íntegro que se pacta.

Los seguros de inversión pueden tener un esquema dotal o flexible. La diferencia radica en que, en los productos dotales, la inversión tiene un largo plazo riguroso y se utiliza para ahorrar teniendo objetivos como tu retiro, la educación de tus hijos o la compra de una casa (pensando en digamos, 10 años o más a futuro).

Los seguros con un componente de inversión, generalmente son coberturas en las que una parte de ellas se puede manejar con mayor libertad. Por lo regular, las aseguradoras arman portafolios de inversión que adhieren a estos seguros para poderlos ofrecer a sus clientes. Los clasifican de acuerdo con la aversión al riesgo de sus clientes: moderados o agresivos.

No todos los seguros operan igual y sirven para lo mismo. Existe un grupo al que suelen llamarle patrimonial, donde caben los seguros de vida, dotales y con inversión, entre los más comunes. La característica que comparten es que el dinero que se destina en ellos sí tiene un retorno de alguna manera; es decir, son una cobertura en caso de que fallezcamos o quedemos impedidos para trabajar. También existen los que protegen la educación de nuestros hijos o nos ayudan a sumar para nuestro retiro.

Los llamados seguros de inversión flexibles están enfocados en metas de más corto plazo y tienen condiciones diferentes en cuanto a las penalizaciones y niveles de riesgo.

Este servicio actualmente está regulado por la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF) tiene reglas con respecto a la manera en que se invierten los recursos de los seguros de inversión, de tal modo que las sumas que se destinan a renta variable y activos de riesgo tienen topes de acuerdo al tipo de instrumentos y no deben rebasar el 20%, de esa manera tus recursos están todavía más seguros que en una sociedad de inversión que tenga un perfil alto de riesgo.