Ok, comencemos por desmitificar que una deuda no siempre es mala. Todo depende del uso que se le dé al dinero que se pide prestado.
En el caso de un emprendimiento, los solicitantes de un préstamo deben definir el propósito del mismo y tener muy claro cuánto pueden solicitar y pagar.
Los emprendedores tienen mayor necesidad de financiamiento durante el proceso de arranque de su negocio. A la hora de solicitar un crédito, es importante que tengan claro que ese dinero no es suyo y que tendrán que pagar una tasa de interés y devolverlo en un plazo acordado entre las dos partes.
Según la Encuesta Nacional de Financiamiento de las Empresas (ENAFIN) 2020, la principal fuente de financiamiento de las Pymes proviene de ahorros personales o familiares. En este sentido, la adquisición de deuda, de acuerdo con los expertos, es recomendable para arrancar un negocio. El principal objetivo de invertir con dinero de un préstamo es no descapitalizarse y poner en riesgo las finanzas personales.
El emprendedor debe de tener certeza de cómo va a utilizar cada peso. La improvisación no es una opción a la hora de pedir y gastar un crédito.
Existen algunos focos rojos que pueden sugerir que la deuda está dejando de ser rentable. Son dos las formas de determinar si se está muy endeudado o no, para esto debes responder las siguientes preguntas:
- ¿Qué porcentaje de la deuda representa activos?
- ¿Qué porcentaje representa de utilidades?
Si estás pensando en crear un negocio y no dispones del capital necesario, es mejor recurrir a pedir un préstamo que tal vez te tenga endeudado un tiempo, pero te ayudará a poner en marcha más pronto tu proyecto.
*Fuente: Dinero en imagen, Entrepreneur, ENAFIN.