Lo más importante de hacer un testamento es que al hacerlo nos protegemos a nosotros mismos y seguimos cuidando a nuestros seres queridos. Un testamento evita que aquello que logramos construir durante nuestra vida caiga en las manos equivocadas. Este documento nos da certidumbre y tranquilidad de que nuestros bienes servirán el propósito para el cual los quisimos tener.

Si no dejamos un testamento estamos dejando la decisión del futuro de nuestros bienes en manos de un juez, a través de un proceso complicado (juicio de intestado) que podría durar varios años. Además, si no tenemos herederos legales y nadie reclama nuestros bienes, éstos podrían pasar a manos del Estado.

Lo cierto es que elaborar un testamento es tan necesario como cualquiera de las precauciones que tomamos día a día en nuestra vida. Estas son algunas razones:

  1. a) Al dejar establecido desde temprana edad quienes serán los futuros propietarios de nuestros bienes, evitamos que terceras personas se adjudiquen el patrimonio que con tanto trabajo forjamos.
  2. b) Evitamos conflictos entre hijos, hermanos o algún otro pariente.
  3. c) Con un testamento nuestros beneficiarios pueden llevar los trámites legales para poner a su nombre los bienes con mucha mayor facilidad.
  4. d) Si tenemos hijos menores de edad, en el testamento podemos designar al tutor que se hará cargo de ellos hasta que cumplan su mayoría de edad.
  5. e) Nos brindará la tranquilidad de que estaremos protegiendo a nuestros seres queridos aun cuando ya no estemos en esta vida.

La adecuada planeación de la sucesión es indispensable no sólo para proteger a nuestros seres queridos, sino para garantizar que ese patrimonio que logramos construir con tanto esfuerzo quede en las manos adecuadas. Por ello, es una responsabilidad esencial que nos permite garantizar el bienestar de nuestra familia y una pieza fundamental en nuestro plan financiero personal.