Cuando pienso en el futuro no sólo pasan por mi mente algunos planes personales como el tener hijos y mantener una vida familiar estable y saludable. También pienso repetidamente (vale decir) en que cuando llegue el momento de mi retiro, quiero mantener un estilo de vida equiparable al que mantengo ahora que trabajo.
Deseo que cuando ese momento llegue pueda realizar las actividades que me gustan y no tener que preocuparme por las privaciones que se convertirán en un impedimento si no cuento con el dinero necesario para ello.
La verdad es que no es tarea fácil el llegar a un estado determinado y seguir manteniéndonos como si no hubiese pasado el tiempo, pero la realidad es que el tiempo no se detiene y sus inclemencias tampoco.
Cada vez que un cliente me pregunta si puede llegar a su retiro manteniendo un estilo de vida acorde a sus deseos siempre respondo “Sí, pero debes ponerte a trabajar en ello desde ahora”. La cara de sorpresa de mis clientes se antepone a la incertidumbre con la que preguntaron en un principio. ¡No se esperan una respuesta así!
El retiro no debe ser un tema al que nos enfrentemos de una manera pasiva, todo lo contario. El retiro llegará y cuando menos nos demos cuenta estaremos parados frente al resultado de lo que hicimos hoy.
Nuestro retiro debe ser digno, debe estar a la altura de lo que hemos trabajado. Vaya, ¡por eso nos partimos el lomo trabajando! Para que esto suceda, no sólo tenemos que esperar a recibir nuestra afore o el plan de retiro que elegimos, también es importante que nosotros contribuyamos a ello de manera constante e independiente. Sí, al ahorrar también debemos considerar el estilo de vida que queremos disfrutar una vez que ya no trabajemos.
Nuestro futuro depende en una gran mayoría de las decisiones que tomamos y lo que hacemos. Lo demás es causalidad. Piensa en ello.