Esta es una pregunta que todos nos hacemos en algún momento de nuestras vidas pero pocos saben responder. Primero comencemos a desmitificar el hecho de que no debemos ahorrar para nuestro retiro sino hasta pasados los 40 años. En segundo lugar entendamos que cuanto más pronto lo comencemos a hacer obtendremos mayores beneficios cuando llegue el momento de nuestro retiro.

Nunca es tarde para planificar nuestro futuro financiero y definitivamente mientras antes mejor, ya que de los ingresos que se estén generando podemos reservar un porcentaje de manera metódica y constante para alcanzar una vida más holgada y cómoda al momento del retiro.

Aleatorio a esto debemos tomar en cuenta un aspecto muy importante que no es financiero: cuidar nuestra salud. El cuidado de nuestra salud es un tema primordial para que nuestras finanzas para el retiro no se vean sacrificadas. Debemos mantenernos al pendiente de nuestra salud para que en un futuro no represente un fuerte descalabro en nuestros ahorros. Te recomendamos la abstinencia de vicios como el tabaco, las drogas y consumo excesivo de alcohol para mejorar la calidad de vida y evitar enfermedades crónicas.

La realidad de este tema es que mientras más temprano se planifica y se ejecuta, más efectiva es la planificación. Ahorrar e invertir temprano en la vida tiene buenos efectos a largo plazo. Por ejemplo, si alguien inicia su plan a los 25 años versus alguien que lo hace a los 35, la diferencia al llegar a la edad de retiro puede ser más del doble, aunque en esos 10 años la persona no haya podido ahorrar tanto como más adelante en su carrera profesional.

A medida que se va acercando a la edad de retiro, la persona debe ir migrando su perfil hacia instrumentos de renta de alta calidad, que ofrecen menos variabilidad en el valor del capital y generan renta.

En este sentido, quien piensa en su plan de retiro temprano puede estar a los 30 años con sus recursos 100% colocados en instrumentos de renta variable. A los 50 años, pudiera tener una mezcla de 60% en variable y 40% en renta fija. A los 60, con 40% en variable y 60% en renta fija. Y a los 65 con sus fondos en 20% variable y 80% renta fija.

¡Acércate a nosotros para que te asesoremos en ese largo camino hacia el retiro!