Además de enseñarle a los niños multitud de habilidades, y ayudarles a desarrollar buenos hábitos, los adultos deben preparar a los pequeños para ser consumidores responsables enseñándoles la importancia de gestionar y ahorrar su dinero. Es decir, realizar una buena educación financiera para los niños.

La educación financiera es una herramienta indispensable para tener una vida con pocos sobresaltos económicos y gestionar correctamente las finanzas. Por ese motivo, es importante enseñar a los niños a manejar el dinero, pero siempre de una forma divertida, que les enganche y motive.

 

Enséñale algunos de los conceptos básicos:

Ingreso: es la entrada de dinero que tiene una persona, familia o empresa.

Gasto: es el destino del dinero con el fin de obtener algún bien o servicio.

Ahorro: es una parte fija del ingreso que se guarda para lograr las metas.

 

Fijen objetivos

Ayúdalo a establecer metas de ahorro a corto y mediano plazo. Analicen el tiempo que les llevará para alcanzar cada una. Apóyalo y dale un estímulo, por ejemplo: por cada 50 pesos que ahorre, tú aportas otros 50.

 

Muéstrale cómo llevar un registro de ingresos y gastos

Cada vez que guarde o saque dinero de su alcancía, pídele que registre en una libreta el movimiento realizado junto con la fecha, de esta manera sabrá con exactitud de cuánto dispone para cumplir sus propósitos.

 

Oriéntalo en sus decisiones

Respetar las decisiones de tu hijo le hará saber que es importante, al igual que el resto de los miembros de la familia, sin embargo, es necesario que lo orientes en cuanto a sus compras. Explícale que antes de adquirir algo debe considerar aspectos como: la calidad, duración, si requiere mantenimiento, etc.

 

Compras planeadas

La visita al supermercado puede ser una excelente oportunidad para mostrarle cómo se realiza un presupuesto. Realicen uno juntos y al ir de compras, pídele asegurarse de que todos los artículos de la lista estén en el carrito, y que no se haya sobrepasado la cantidad destinada a este gasto. Si no excedieron el límite, incluso podrían comprarse algún antojo.

Cuando quieras comprar algo, platícaselo a tu hijo, cuéntale cuál es el precio de lo que deseas adquirir y el tiempo que te tomó reunir el dinero. Así no sólo valorará el dinero, sino también todo lo que se compre con él.

Además, hazle saber que al comprar por impulso, te excedes en tu presupuesto y no adquieres lo indispensable para cubrir las necesidades básicas de casa. Esta es la diferencia entre gustos y necesidades.