Actualmente existen de entre otras, dos formas para este ahorro, las cuales son los Planes Personales para el Retiro (PPR) y las aportaciones voluntarias en las AFORES.  Ambas tienen ventajas y desventajas que a continuación te explicaremos.

Los PPR  son ofrecidos por bancos, casas de bolsa, aseguradoras u operadoras de sociedades de inversión, y requieren de la autorización de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) si  queremos  obtener los beneficios fiscales que estas cuentas ofrecen.

El esquema de PPR normalmente requiere de un monto mínimo más alto del que te solicitarán en la afore, ya que las instituciones que ofrecen este tipo de canales de inversión no están ofreciendo estos servicios al gran público inversionista, sin embargo, si puedes hacer un esfuerzo en ahorrar montos más altos obtendrás beneficios distintos a los de tu afore.

Los fondos de inversión no nos obligan a realizar ningún tipo de aportación periódica y, en su gran mayoría, no existe un plazo mínimo de permanencia.

Por su parte las compañías aseguradoras nos ofrecen productos de inversión de aportaciones periódicas (generalmente mensuales) en las que no sólo nos dan rendimientos que se encuentran alrededor de la tasa de referencia del mercado, sino que también protegen a la familia en caso de muerte del contratante del seguro.

Una de las desventajas de este tipo de inversiones es que las aportaciones no sólo van al ahorro para el futuro, sino también van como pago de la prima del seguro de vida del contratante y eso puede reducir los rendimientos obtenidos al vencimiento.

Invertir en nuestra afore haciendo aportaciones voluntarias es una buena opción, ya que las afores están muy bien reguladas por la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) y los activos se invierten en papeles con poco riesgo. Las afores están reguladas en las comisiones que cobran y eso permite que los rendimientos sean superiores a los de la tasa de referencia en el mercado, sin embargo, están limitadas en los mercados y productos en los que pueden invertir, además de que sólo se puede tener contrato con una afore y todo esto impide diversificar las inversiones.

A diferencia de los fondos de inversión, las afores y los seguros de inversión no permiten al inversionista disponer de su dinero en caso de una emergencia, de una necesidad o por puro gusto, lo que puede alejar a los inversionistas de estos productos.

Ahora bien, aunque no existe un esquema general para determinar qué cantidad debes invertir en cada una de las posibilidades, lo importante es que al conocer las diferencias entre cada una de ellas y el asesoramiento correcto, puedas determinar cuál opción te conviene de acuerdo a tus posibilidades.